martes, 5 de octubre de 2010

La abeja campeona

Estaban todos los insectos reunidos un día en el bosque, discutian entre ellos para determinar cual era el más trabajador, inteligente y útil de todos. En ese momento intervino el zancudo y dijo: ¡yo soy el más importante de todos ustedes, ya que con mí aguja puedo sacarle la sangre a las personas!. La garrapata que estaba cerca escuchando la discusión, solto una carcajada y dijo: ¡Que tonto es usted amigo, recuerde que yo también puedo realizar ese trabajo y de manera más eficaz!. Dando un salto, el piojo alzo la voz para decir: ¡Oigan señores, si de chupar sangre se trata, yo también puedo realizar ese trabajo!. Muy molesto por el giro que habia tomado la discusión la mosca dijo: ¡Disculpen amigos pero yo también soy importante, recuerden que me encargo de descomponer y dañar todos los alimentos que encuentro en mí camino!. Cerca de allí, muy seria la avispa grito: ¡Aquí estoy yo, si no me han visto, dispuesta a clavarle mí aguijón a todo el que se atraviese en mí camino!. la discusión continuaba tomando fuerza, cuando de pronto paso por el lugar una abeja, inmediatamente fue llamada para que diera su punto de vista, muy seria ella le dijo a todos los presentes: ¡Ustedes me van a perdonar señores, pero yo no puedo perder el tiempo en este tipo de discusion, tengo muchos hijos que alimentar, todabia me falta medio bosque por recorrer, recolectando el nectar de las flores, con el cual preparo una rica miel en mi panal. La hormiga que tambiçen se encontraba presente dijo: Soy testigo de lo que dice la amiga abeja, ya que he probado su miel y de verdad les digo, ella es la mças trabajadora, inteligente y util de todos nosotros, por lo que propongo se termine esta discusion y declaremos a la abeja como la campeona de todos los insectos del bosque. Acto sequido los presentes en la reunion levantaron la mano y por desicion unanime declararon a la abeja como la campeona, la cual muy contenta y alegre recibio su corona y se fue volando hacia su panal.


                                                 Fin

lunes, 4 de octubre de 2010

La Leona

Los cazadores, armados de lanzas y de agudos venablos, se acercaban silenciosamente.
La leona, que estaba amamantando a sus hijitos, sintio el olor y advirtió en seguida el peligro.
Pero ya era demasiado tarde: los cazadores estaban ante ella, dispuestos a herirla.
A la vista de aquellas armas, la leona, aterrada, quiso escapar. Y de repente pensó que sus hijitos quedarían entonces a merced de los cazadores. Decidida a todo por defenderlos, bajó la mirada para no ver las amenazadoras puntas de aquellos hierros y, dando un salto desesperado, se lanzó sobre ellos, poniéndolos en fuga.
Su extraordinario coraje la salvó a ella y salvó a sus pequeñuelos. Porque nada hay imposible cuando el amor guía las acciones.

Fin

El Muñeco de Nieve

Habia dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recien formada.
La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas habiles, se entrego a la tarea de moldearla.
Hare un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.
Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbon y un boton rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtio al muñeco en su inseparable compañero durante los tristes dias de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...
Pero pronto los dias empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El muñeco se fundio sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un boton rojo. La niña lloro con desconsuelo.
Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran leccion: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.

Fin

Fotitos...

El árbol mágico

Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor, arbolito!!", y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue haciendo magia". Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras mágicas...

La princesa de fuego

ubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.
Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola prensencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días...